domingo, 18 de octubre de 2009

La flaqueza del bolchevique

Ahora que la noche tiene más prisa por llegar, que el día va siendo mas escurridizo, vamos lo que sin tantas mariconadas se llama, que va entrando el invierno. Ahora que el frio tranquiliza mis hormonas, que vale que ya no soy un crio pero, oye, ahi están, buscando una excusa para escapar. Ahora que vivo inmerso en la rutina que tanto añoro los domingos de resaca ¿Ahora qué?
Pues he aquí la respuesta: ahora nada. Esfuerzate para que nada altere este equilibrio natural que imploraste antaño a golpe de vaso en la barra... Stop.
¿Cómo? ¿Estado de equilibrio? Vamos, sabes también como yo, que no durará. Sabes que tarde o temprano aparecerá algo que lo pertube, algo con lo que no contabas y que probablemente no seas capaz de controlar. Debilidades de los cojones. Ya sea en forma de nuevas adicciones, por sanas que parezcan, nuevas amistades, por inofesivas que se muestren, una aventura al margen de la leyes de la moralidad o una nueva tentación que escapa a cualquier norma anteriormente establecidad.
Aquí yo, amante de clasificaciones y valoraciones cuantitativas, me atreveria a distinguir dos grandes grupos:
a) Quienes luchan por mantener el orden, como si de una extraña corriente filosofica se tratara. La felicidad como busqueda del equilibrio. OMFG.
b) Los valientes. Amantes de la aventura per se.


Arriesgarse. Lanzarse al vacio. Da miedo, si, pero que es esto sin ese miedo a perder, otra peli más de Lara Croft. No se desde cuando me he convertido en seguidor de estas vertientes sadomaso del sentimentalismo, pero adoro esa sensación. Bueno supongo que echo de menos dormir mal, este estado de letargo permanente me hace sentir más viejo de lo que soy.

Y ahi te ves parado durante segundos, calibrando tus opciones,dudando...

Moraleja: Da igual que establezcas plazos, que te agarres a tus más firmes principios, elegirás tirarte. Y es que después de todo, hay manchas imposibles de evitar.

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