Vale que no siempre lo conseguimos, que no siempre nos gusta o es lo que esperabamos. Pero es innegable el placer de concluir. No es que menosprecie el valor de las palabras, yo también disfruto del divagar del lenguaje, pero si al placer de tu compañia añadimos el sabor de sentenciar de mutuo acuerdo. Concluyamos pues.
Yo, amante del más puro caos, del lado de lo onírico y del desorden. Buscandole un sentido más que deductivo a las cosas. Ahí que joderse. Al final resulturá que soy el más acérrimo seguidor de las teorías finalistas. Bueno tampoco hace falta ponerse dramático, ¿de eso va la evolucion,no? Corolario
Deambulamos por el mundo, en busca de conclusiones, resoluciones, y demás consecuencias que nos hacen avanzar y completar el complejo puzzle que nos rodea. Y así evolucionamos en una versión 1.1 de nosotros mismos, casi exacta pero mejorada. Una conclusión acertada es una lección aprendida.
Y ahora para bajar todo este endulzamiento de lecciones aprendidas, y deducciones lógicas al más puro estilo Cameron me voy a dejar de moralejas de tres al cuarto y me despido con un maestro:
¡También tú, oh Princesa,
en tu fría habitación
miras las estrellas
que tiemblan de amor y de esperanza...!
¡Mas, mi misterio está encerrado en mí,
¡Mi nombre nadie lo sabrá!. No, no
Sobre tu boca lo diré
Cuando la luz brille
¡Y mi beso fulminará el silencio
que te hace mía.!
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