Dicen que la naturaleza es sabia, pero no por eso justa. Dones entregados de forma no demasiado equitativa, cualidades en desequilibrio y demás atrocidades que nos impiden competir en igualdad de condiciones. Ante eso nuestro cuerpo que más justo si que es, se encarga del resto. Así que yo que de otras cosas no ando sobraó, desarrolle hace más tiempo del que soy capaz de recordar, una capacidad, yo diría que casi sobrehumana para fijarme en los detalles.
Y direis:¡Genial! Pues no, amigos, que no te cuenten rollos, es la capacidad más coñazo que una persona pueda resistir.
Un día te despiertas, sales a la calle, y sin pedirlo ni esperarlo: "mira si es...¿Quién cojones es?Me suena su cara...".Hasta aquí nada que objetar. Como cualquier hijo de vecino reconocemos a alguien que nos es familiar y no somos capaces de recordar quien es. Don' worry. Cuando estemos cenando como si de un flash se tratara lo recordaremos y vivieron felices y comieron perdices.
Pues he aquí el dilema. Cuando eres de los que observan, de los que llevan el wireless normalmente ON, se plantea una duda. ¿Realmente conozco a esa persona o puede que me haya cruzado antes y me fijara tal como ocurrió hoy? ?Realmente sabemos nuestros nombres, o solo llevaba un cinturón que me dejo ciego? Y es que cualquier bofetada a una norma estética o de estilo, un tono más chiriante de la cuenta o una halo que me deslumbre puede ser motivo para distraer mi atención provocando que en un segundo encuentro me parezca conocid@.
En bref. Tras años y años de investigaciones y estudios cual aprendiz de periodista no he conseguido hallar la solución. Me rindo.
Llegados a ese punto, solo te quedan dos alternativas: Dejar que el azar sea quien decida si os conoceis de algo, trayendo de nuevo a tu memoria su identidad, o hacer alardes tontos en busca de respuesta, cual animal pavoneandose frente a una hembra. Lo que nos lleva a otra cuestión: Si no eres capaz de acordarte, ¿Realmente es tan necesario saludar?
Moraleja: Como tengo visto y comprobado la imposibilidad de distinción entre ambas situaciones, pues en un intento de facilitarme la vida, ya sabeis el rollo ese de la ley del mínimo esfuerzo y demás panplinas que se asocian a los nacidos después del 80, decidí cree siempre que se trataba de alguien que no conocía. En cuanto a vosotros... ya lo pensaré mañana.
martes, 10 de noviembre de 2009
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