martes, 23 de noviembre de 2010

Diamantes para la eternidad

Desde aqui, desde esta posicion privilegiada del mundo los amaneceres tienen otro color. Cada dia puedo ver unicamente el cielo gris a punto de romper a llover. Un cielo que invita a esperar de nuevo, a sentarse a mirar. En definitiva, a volver a creer en la humanidad.
Como la vida misma. En el suelo, mas abajo, mas cerca. Lejos de alboradas apocalipticas, donde las pieles se erizan y el pulso tiembla. Aqui siempre vemos la lluvia venir de arriba y la gente venir de frente. Y aun asi nos sorpredemos. Supongo que por eso seguimos creyendo.





Son esos vinculos. Conexiones tan inesperadas, tan bienvenidas. Seria dificil decir como o cuando paso. La cuestion es que paso. Y como una tormenta un dia nublado, tus plegarias fueron atendidas. Es la sensacion de contacto.
No es momento de hacerse preguntas, no importa que nos une, no importa que nos separa. Aqui tienes por fin tu respuesta, sin necesidad de catarsis.
Ya no tendras que volver a sentarte a esperar.
¿Y que hago cuando esto ocurre? Bueno, yo simplemente, recupero el pulso y disfruto porque hallazgos asi no me ocurren todos los dias.

ESCUCHAR

Felicidades

1 comentarios:

Mar Kiddo dijo...

Mira que soy mala leyendo entre lineas, suerte que estan las segundas lecturas.
Graciasss. :-**

Publicar un comentario